La masacre de los inocentes: Chile, 28 de diciembre de 2019

Hoy es 28 de diciembre, día de los santos inocentes. En un día lejano, que acaso no fue diciembre ni 28, en Belén, Judea, las huestes de Herodes recorrieron el territorio, casa por casa, en busca de todos los niños menores de dos años para asesinarlos, porque cualquiera de ellos podía ser el anunciado mesías. Es una aberración que dos milenios más tarde seguimos recordando: soldados, en el fondo personas comunes y corrientes, se prestaron para quitarles los pequeños a sus madres para asesinarlos a sangre fría. Soldados comunes y corrientes, soldados como los de todas las épocas, amparados por la eterna frase “yo sólo recibía órdenes”.

La milicia y la policía pueden ser amorales, el privilegio a cambio de renunciar a la voluntad propia es despedirse de la carga de la responsabilidad individual. Pero quienes conservan la voluntad y la responsabilidad son los gobernantes. Gobernantes que tienen a disposición de sus antojos a un grupo autómatas de carne y hueso condicionados para hacer lo que ellos digan. Lo que sea, incluso matar bebés. ¿Y por qué el gobernante, en este caso Herodes, haría algo así? Por miedo ante una poderosa amenaza.

La amenaza, ni más ni menos, de que un mesías le arrebatara el reino. Un mesías divino, pleno de sentimientos nobles, enviado a la Tierra para solazar y dar justicia a todos los hijos de Dios, es decir, a cualquiera, sin importar la raza o el color de la piel. Alguien así le haría perder poder y privilegios a un tirano como Herodes. El riesgo era muy grande.

Desde el 18 de octubre, en Chile, todos los días han sido el día de los santos inocentes.

Es 28 de diciembre de 2019 en un continente desconocido y en una época improbable, pero Herodes existe. Lo encarna un grupo de personas, encabezado por Miguel Juan Sebastián Piñera Echeñique, presidente del gobierno, y que tiene miedo no sólo de perder el poder, sino también sus privilegios. Privilegios que no fueron obtenidos a través del esfuerzo, de la colaboración ni de la innovación. Privilegios que sí provienen de operaciones viciadas con bancos y empresas, del tráfico de influencias, del nepotismo. Privilegios que su esposa estuvo dispuesta a “compartir” pero que claramente el presidente, tratándola con desdén, prefiere conservar para sí, aunque sea a costa de vidas humanas.

Es 28 de diciembre de 2019 y el mesías está por nacer. Y no es un niño, es una niña: la dignidad. Está por nacer en Chile, donde vivimos precarizados y al día, donde malgastamos los días transportándonos hacia trabajos sin sentido ni expectativas, donde esperamos años por una consulta médica pública o pagamos carísimo por un sistema privado de baja calidad, donde pagamos por la educación de nuestros hijas e hijos aunque no deberíamos, donde nuestras jubilaciones nos condenan a morir en la miseria, donde somos mutilados y asesinados por manifestarnos, donde la única voz que tiene el pueblo es votar cada cuatro años por un carrusel invariable de políticos colocados a dedo. Pero esta dignidad sigue siendo una utopía. Porque una mejora en la dignidad de las personas, en este país supuestamente desarrollado y estable, en este supuesto “oasis”, no puede financiarse con un estado que se empobrece al eximirse de cobrar mayores impuestos a las fortunas más grandes.

La sola dignidad es la enemiga de los privilegios de las clases adineradas. No se trata de quitarles la riqueza, no se trata de verlas empobrecidas: se trata simplemente que se comporten como las homólogas de los países desarrollados, donde entienden su rol y responsabilidad con la sociedad.

Pero por alguna razón en Chile, o digamos Belén, este sentimiento altruista, o sencillamente práctico si lo que se desea es conservar una sociedad cohesionada, no se ha enseñado. Se reemplaza con una caridad caridad esporádica y caprichosa y con un Herodes sangriento que protege los privilegios exagerados de una tenue minoría.

Es 28 de diciembre de 2019 y la matanza de infantes, la matanza de los inocentes, se ha puesto en marcha. Estos niños son el pueblo de Chile, cada ciudadana y ciudadano que ha perdido la vida, que ha sacrificado su salud, que ha perdido la visión total o parcial; somos nosotros, todas y todos, eventuales víctimas. Estos inocentes somos nosotros, que creímos que vivíamos en un país decente, que funcionaba para unos y otros, pero que ahora comprendemos que nos estaban robando, que nos estaban saqueando la vida.

Herodes, arquetipo de los opresores, existió en su época por una sola razón: nadie lo enfrentó. Poseía el ejército más moderno y entrenado de su época y eso hacía imposible un enfrentamiento armado del pueblo.

Es 28 de diciembre de 2019 y sabemos que nosotros sí podemos derrotar al tirano. Porque esta vez no necesitamos un ejército sino la lucha de la movilización social y las herramientas jurídicas. Tenemos, sobre todo, un Poder Legislativo encargado de defender el pueblo ante la ley. Si bien algunos de sus congresistas han claudicado de su representación popular por convicciones estrictamente personales, hay otros que todavía están dispuestos a cumplir con su tarea.

Por eso debemos exigir AHORA:
DESTITUCIÓN DE MARIO ROZAS, GENERAL DIRECTOR DE CARABINEROS
COMISIÓN DEL MINISTERIO PÚBLICO PARA INVESTIGAR Y JUZGAR AL PERSONAL POLICIAL INVOLUCRADO EN CRÍMENES CONTRA LOS DERECHOS HUMANOS Y ACTOS DE VANDALISMO
ACUSACIÓN CONSTITUCIONAL CONTRA FELIPE GUEVARA, INTENDENTE METROPOLITANO
ACUSACIÓN CONSTITUCIONAL CONTRA GONZALO BLUMEL, MINISTRO DEL INTERIOR
ACUSACIÓN CONSTITUCIONAL CONTRA MIGUEL JUAN SEBASTIAN PIÑERA ECHEÑIQUE, PRESIDENTE DE LA REPUBLICA
EL PROCESO CONSTITUYENTE NECESITA UN GOBIERNO DE TRANSICIÓN QUE PUEDA CONDUCIRLO EN PAZ
No podemos seguir esperando un plebiscito en medio de la masacre. Chile no es ni debe ser Belén.
El Opositor